Aprende a elegir el vino adecuado para tus comidas
¿Qué vino va bien con qué plato? Entre los vinos blancos, rosados y tintos, distinguimos diferentes tipos que combinarán perfectamente con varios platos.
Desde el almacenamiento hay que cuidar el vino
A veces, una botella de vino se bebe unas pocas horas después de la compra, pero al comprar varias botellas, debemos asegurarnos de que estén almacenadas correctamente.
Los peores enemigos del vino son la luz, el calor, los cambios de temperatura, la sequedad y el impacto. Por lo tanto, no almacene vino cerca de un radiador, encima del refrigerador o junto a la ventana. ¿Puedo guardar vino en la nevera? Sí, pero solo si tiene la intención de enfriarlos unas horas antes de abrirlos.
Puede que te sorprenda, o tal vez ya lo sepas, que el vino no solo se divide en blanco, rosado y tinto: dulce, semidulce, seco y semiseco. Esta es una división tan simplificada, pero para elegir el vino adecuado para los platos, debe observar no solo su color, sino también otras características.
Vino Blancos frescos, crujientes
Sacian perfectamente la sed y suelen ser baratos. Se distinguen por un aroma cítrico que combina a la perfección con platos de fácil digestión. Acompañan bien: ensaladas, aceitunas, mariscos, pollo frito.
Vino blanco, aromático
Los vinos con un olor intenso afectan el sentido del olfato. Se caracterizan por un aroma a hierbas y el aroma de flores recién cortadas. Enriquecerán el sabor de platos ligeramente suaves: albóndigas, cerdo, pollo, pescado blanco, verduras fritas y queso de cabra.
Vino blanco lleno, rico
Uno de ellos es Chardonnay, una variedad de uva extremadamente popular y universal. Combinan a la perfección con platos que tradicionalmente se acompañan de tintos ligeros. También irán bien con platos picantes, pero no demasiado pesados (por ejemplo, aves al horno, sopa de crema, pasta con salsa). Es una buena idea servirlos junto con bocadillos como queso salado y almendras tostadas.
Vino blanco, dulce, postre
Más ligero que los vinos generosos y perfecto como complemento de los postres. El vino de postre irá bien con especias, helados, postres de frutas y cítricos.
Vino Rosado
Es un vino ubicado en el límite entre el vino tinto y el blanco. Combina las características de ambos: las sensaciones gustativas de las variedades tintas y la ligera acidez y frescura de las variedades blancas. El vino rosado más ligero debe combinarse con hierbas y mariscos. Los más completos, con ternera, cerdo y verduras de verano.
Vino Tinto fuerte y especiado
Para los amantes de los sabores intensos. Se distinguen por una alta concentración de fruta y un alto nivel de alcohol. Combinan bien con platos igualmente intensos y picantes, como el bife, el cordero, el pescado ahumado, el queso maduro, pero también el chocolate negro.